Lancha bonitera
La lancha bonitera era la mayor de las embarcaciones de
bajura; rondaba los 13 metros de eslora. De diciembre a
marzo era empleada para la pesca del besugo. En esta pesca
participaban unos 20 tripulantes, y se realizaba por medio
de palangres. Las características de la lancha no adquirían
gran relevancia en el desarrollo de esta pesca. Sin embargo,
de mayo a octubre, la misma embarcación, con algo menos
de la mitad de hombres, se empleaba para la pesca del
bonito y del atún. La pesca se realizaba empleando la dinámica
técnica de la cacea, desplegando largas pértigas que
extendían los aparejos a lo ancho. Estos consistían en un
anzuelo, simple o doble, cubierto con plumas u hojas de
maíz y decorado con un pedazo de tela o lana de color,
imitando un pez. La chalupa estaba diseñada para alcanzar
fácilmente la velocidad necesaria para animar los anzuelos
y engañar a los túnidos.
Salida de lanchas boniteras del puerto de Ondarroa al amanecer,
por Darío de Regoyos. En el cuadro se pueden apreciar los
motivos que decoran las velas con el objeto de reconocer las lanchas
en la lejanía. © José Lopez
Lancha bonitera San Francisco de Bermeo, fotografiada en
1917. Eran los últimos años de los pesqueros a vela que, teniendo
que rivalizar con los vapores, llegaron a rondar los 16 metros de
eslora. Se trata de una txalupa handia, chalupa mayor en euskera,
nombre dado a las grandes boniteras con cubierta que surgieron a
finales del XIX. © José Lopez
Lanchas boniteras a resguardo tras pasar la barra arenosa de
Hondarribia. © José Lopez
Brokoa. Chalupa bonitera mayor construida por la asociación
Itsas Begia, de San Juan de Luz, a partir de un plano de la colección
Mutiozabal. Las cualidades de esta tipología se demostraron en la
navegación entre la localidad bretona de Douarnenez y Sokoa, que
se realizó en solamente 42 horas, en el verano de 2006. © José Lopez
Bonito. © José Lopez
Merluza. © José Lopez
Besugo. © José Lopez
Las boniteras disponían de falcas amovibles que se colocaban
sobre la regala para aumentar el francobordo durante la navegación
a vela y evitar la entrada de agua en la embarcación. Así
como las velas solían ser decoradas, los cascos también eran pintados
con motivos que facilitaran su identificación. En este caso,
debajo de la regala podemos apreciar una cenefa blanca con rectángulos
alternantes. © José Lopez
El Marqués de Folin, capitán del puerto de Baiona, se interesó
mucho por las embarcaciones menores vascas; realizó es-tudios
y planos de varias tipologías. Este dibujo muestra con de-talle
la disposición de las pértigas a bordo de la bonitera. © José Lopez
Ejemplo de la cubierta estanca. Las chalupas boniteras mayores
surgieron fruto de la imposición por parte de las autoridades de Marina de dotarlas de cubierta estanca, como consecuencia de
los numerosos naufragios que sufrían las boniteras abiertas. © José Lopez