Del árbol al navío
Un barco está compuesto de infinidad de piezas estructurales
que componen un amplio abanico de formas. Sin embargo,
estas formas había que buscarlas previamente en los
árboles; era preciso encontrar la rama, tronco o raíz que
imitara naturalmente la forma de la pieza naval en cuestión.
Desde la recta y larga quilla que vertebra el barco hasta los
torcidos curbatones necesarios para ligar la cubierta al casco,
tenían que ser obtenidos de maderas cuya veta siguiera
fielmente el contorno de la plantilla del carpintero de ribera.
Sólo así se garantizaría la necesaria robustez de los barcos,
siempre sometidos a la fuerza del viento y del mar. Ante la
escasez de formas naturales, debido al gran consumo de
madera de los astilleros vascos, se procedió a cultivar los
ár-boles guiando las formas de las jóvenes y flexibles ramas
de los robles para convertirlas en futuras piezas navales.
La madera destinada a la construcción naval, principalmente
de roble, era talada en las lunas menguantes de octubre a enero.
Es el período en el que el tronco tiene un contenido mínimo de
savia. Con ello se obtenía una madera notablemente más resistente
a la putrefacción. © José Lopez
Los robles trasmochos eran manipulados para que suministrasen
las formas navales deseadas. La base de la rama que se observa
a la izquierda proporcionará una robusta escuadra que servirá
para unir el codaste con la quilla. La parte superior, recta,
po-dría servir para obtener uno de los baos que sustentan la
cubierta. © José Lopez
Muchas de las piezas destinadas a los barcos eran desbastadas
en el bosque para facilitar su transporte a los astilleros. Esta
labor se realizaba con las hachas de labrar. © José Lopez
Momento en que los arqueólogos de Parks Canada–Parcs
Canada recuperan el talón de codaste en la excavación submarina
de la nao ballenera San Juan en Red Bay, Labrador. © José Lopez
Estas forcas se convertirán en las varengas que van sobre los
extremos de la quilla, constituyendo los finos de proa y popa. Las
piezas se obtienen de la bifurcación de las ramas y el tronco. © José Lopez
Los genoles forman parte de las cuadernas, o costillas del
barco. En las naos, las cuadernas estaban formadas de varengas,
genoles, estamenaras y barraganetes. © José Lopez
El San Juan. Finalmente, la curvada rama del roble ha llegado
a su destino en la estructura del barco. Esta pieza debía ser cuidadosamente
seleccionada para que pudiera soportar grandes tensiones,
por estar muy próxima al timón y por ser el nexo de unión
entre piezas importantes de la estructura. © José Lopez