Según los datos que tenemos, en 1757 se montó en Azkoitia, en el caserío de Jausoro, una ollería, siendo el alfarero Juan Quende que procedía de Lizarra (Nafarroa), donde al menos desde el siglo XIII, tenía lugar una importantísima actividad cerámica.
En Gipuzkoa, así como también en otros lugares de Euskal Herria vemos en sus habitantes una cierta aversión a los trabajos del barro.
En 1754 escribía P.m. Larramendi en "Corografía de Guipúzcoa":
Guipúzcoa, más racional y política que Lacedemonia en este punto y otros, emplea en los oficios humildes de las repúblicas a guipuzcoanos, todos nobles e hidalgos de sangre, zapateros, sastres, herreros, carpinteros, canteros, sombrereros...Para ninguno de estos oficios se vales de forasteros. Solo he notado que comúnmente son franceses vascos los tejeros. Sin saber por qué los guipuzcoanos no se aplican a este oficio, aplicándose a otros más mecánicos y humildes
También más tarde observan esta no predisposición a los trabajos del barro Telesforo Aranzadi y Jose Miguel Barandiaran.
Dice el primero en "Etnografía Vasca-Geografía General del País Vasco Navarro":
A su vez Jose Miguel de Barandiaran en "Vasconia antigua", tomo IX de sus obras completas:Hubo tiempo en que en ciertas villas guipuzcoanas todos los alfareros eran franceses. Lo cual unido al cariño con que el vasco talla la madera y a su habilidad proverbial como cantero y forjador, hace suponer que no procede de gentes que se hayan formado en países pobres en estos materiales y por ello se hayan dedicado de preferencia a la alfarería
...hemos de hacer notar también que, a cosa de kilómetro en línea aérea al otro lado de la ría de Gernika, en Busturia hay una tejería en que, por cierto, se emplean obreros asturianos en vez de naturales del país, por ser oficio poco preferido de éstos.
En Araba nosotros hemos recogido testimonios de olleros que cuando iban al servicio militar y eran preguntados por el oficio que desempeñaban en su vida civil, confesaban que labradores, porque tenían reparo a decir que eran olleros.
Julio Caro Baroja retoma en parte la opinión de Aranzadi diciéndonos que madera y hierro son los dos grandes elementos de la cultura material vasca, en la que, por ejemplo, la cerámica, contra lo que ocurre en otros pueblos peninsulares, no alcanza más que, en muy pocas ocasiones, un valor simbólico
Del trabajo sobre nuestra cerámica popular, posterior al escrito de Caro Baroja, en el que hemos conocido y hemos tenido noticia de más de cien hornos, algunos en alfares de una gran antigüedad, nos permite matizar de que su cuantiosa producción sobrepasa el carácter de simbólica.
La presencia de tejeros asturianos la hemos visto confirmada en diversos lugares de Euskal Herria. Venían allá por San Isidro y permanecían en nuestro país, fabricando tejas, hasta que comenzaba el mal tiempo, en el Otoño.
Esta presencia de tejeros asturianos en Euskal Herria, parece que desde antiguo, dio lugar al argot o xiriga de los "Tamargos", tejeros de Llanes y Ribadesella, en el que emplean palabras provenientes del vascuence. Nuestro amigo Jose Manuel Feito, incansable investigador de la cultura de su pueblo, nuestra estimada Asturias, nos dice de estos tejeros o tamargos que eran gremios trashumantes que se desplazaban por toda la provincia y aun fuera de ella, desde Mayo hasta San Miguel
. Y de su argot, que está compuesto siguiendo el esquema de las otras jergas; metátesis, palabras de origen oscuro, palabras de origen vasco...". De las que Feito recoge en un pequeño "diccionario", entresacamos algunas, si bien en algunos casos aparecen con significado diferente al que les damos en nuestra lengua, y en otras con la ortografía ligeramente cambiada: agun=day [egun en euskera]; bai=yes [bai en euskera]; esñia=milk [esne en euskera]; ez=no [ez en euskera]; gaza=salt [gatz en euskera]; iria=cow [iria; motil=boy [mutil en euskera]; oguin=bread [ogi en euskera]; xagarda=apple [sagar en euskera]; xagardua [sagardo en euskera]=cider and zarro=old [zahar en euskera].
En cuanto a la presencia de alfareros franceses en Euskal Herria, podemos decir por nuestra parte, que en el siglo XVIII los encontramos en el pueblo alfarero de Galarreta (Araba), concretamente a Juan Boie, natural de "Besenfontunie" del "Reyno de Francia", estaba casado con Rosa Ibañez de Garaio, natural de Amarita. Un hijo de ambos, Joseph, había nacido en Zumárraga en 1769, y fue quien primero se trasladó a Galarreta, haciéndolo unos años después su padre. ¿Estuvieron trabajando en alguna ollería de Zumárraga, Tolosa,...?
Joseph casó con María Sáez, natural de "Aro". ¿Había estado Joseph trabajando en alguna ollería de Haro, muy importante centro alfarero, antes de establecerse en Galarreta? Esta familia, hacia el año 1800 se traslado a Narbaxa, importante centro alfarero alavés, donde Joseph murió el 16 de abril de 1849.
En 1756 el corregidor Pedro Cano Mucientes escribe:
Añadiendo y reincidiendo sobre el origen francés de los tejeros:He visto tres grandes errores: el primero, que, consumiéndose para el uso de las casas, una indecible porción de vajillas de barro, ni una sola pieza se fabrica aquí toda, viene de Álava o Castilla, con una circunstancia bien singular, que para el barniz se toma de Segura, pueblo de la provincia
Carece ésta (Gipuzkoa), lo he visto por experiencia, de teja y ladrillo para tanto número de fábricas, por ser preciso esperar a que venga cuando quisiere y le sea más útil, el tejero francés.
La cerámica procedente de Castilla, bien pudiera ser la de Talavera de la Reina, que tan excelente aceptación tuvo en la época, o bien de algunas otras alfarerías de Castilla, cuya producción recibía también el nombre de "Cerámica de Talavera". Pues este nombre se convirtió en genérico para una determinada cerámica, genérico que se extendió a producciones incluso allende los mares, y asi vemos en documentos de la Alfarería de la Santa Casa de Misericordia de Bilbao (1776-1881) que se comercia con cerámica venida de Inglaterra a la que llaman por sus características "Talavera Inglesa".
La cerámica alavesa que acudía a Gipuzkoa, casi con toda seguridad procedería en su mayor parte de los alfares de los pueblos de Igeleta, Ixona y Erentxun, y también muy probablemente de los alfares de Gasteiz. Desgraciadamente, aunque tenemos diversa información de las alfarerías de esta ciudad, no conocemos con seguridad ni una sola pieza que podamos decir que procede de ellas.
Joaquín Joseph de Landazuri (1789) escribía:
De las utilísimas manufacturas de loza tiene Álava bastante número, pues las hay en la ciudad de Vitoria y en los pueblos de Eguileta, Ijona, Herenchun y Ullibarri de los Olleros... Fabrícanse innumerables piezas de platos, barros, escudillas y otras de las que frecuentemente se usan no solamente del mismo país, sino es también a mucha distancia de él... El color de la loza alavesa es de barniz blanco con flores azules...
Aunque efectivamente este es el color decorativo que fundamentalmente se aplicaba a la cubierta estannífera de las diferentes piezas, no faltaban algunas decoradas con verde, con verde y marrón, e incluso azul y verde, como hemos podido comprobar en los numerosos cascotes que hemos encontrado en los terrenos de estos pueblos, en lugares donde con probabilidad se encontraban los hornos.
Este tipo de vasijas, procedente de estos pueblos, se encuentra en muchos rincones de Euskal Herria, así como numerosos cascotes en los alrededores de caseríos de cierta antigüedad.
Hace unos años pudimos ver algunas piezas rescatadas del fondo de la Bahía de la Concha (Donostia), por Manuel Izagirre, y nos atrevemos a afirmar, que al menos desde el punto de vista formal y decorativo, proceden de estos pueblos citados por Landazuri.
La producción de la alfarería de Juan Quende que hemos citado al principio y que existía desde al menos 1757, y quizá la de algunas otras alfarerías para nosotros hasta la fecha desconocidas, no parece fuera suficiente para atender a la demanda de la región, pues vemos como en 1770, los "Amigos del País" aconsejan sobre la conducta más conveniente a seguir para impulsar alfarerías y tejerías: Dicen así:
Da la sensación que la aplicación de estos consejos fue útil, pues vemos aparecer ollerías por diversos pueblos de Gipuzkoa. Talleres alfareros con una producción parecida a la que se venía obteniendo en los de Araba y Bizkaia. Piezas vidriadas, esmaltadas, siendo decoradas las más antiguas profusamente con los verdes de óxido de cobre y el marrón del de manganeso.Que, para el establecimiento de las alfarerías, haga la Diputación reconocer el terreno por persona inteligente de su satisfacción y tome después las providencias correspondientes a la erección de ellas, procurando quitar a los naturales la aprensión que tienen de que semejantes oficios desdicen de la nobleza; dándoles a entender, que nada pierden, por ocuparse en ellos, para ser admitidos a los honoríficos. Que para estimular a los hijos de Guipúzcoa a trabajar teja y ladrillos...serían medios conducentes que en los arrendamientos sean preferidos los naturales, igualmente hábiles que los extranjeros...