Perdida en un recodo del Deba, la aldea de Astigarribia se estira humildemente en un corto valle al pie del macizo de Arno. El vado de Astigarribia hace muchos años que quedó abandonado. Los puentes, las presas, las carreteras, el mismo puerto de la villa de Deba, todos estos factores, influyeron de forma definitiva en la decadencia de Astigarribia.
De lo que fuera su famoso puerto no quedan más que unas cuantas piedras grandes, sueltas y cubiertas de barro, que asoman en la orilla del Deba, al pie de muro del ferrocarril y próximas al arranque de la vieja calzada de caliza que, insensible al paso del tiempo, marcha todavía monte arriba en busca del collado de Arnoate. A esos restos de aquellos muelles aún se les conoce popularmente por "mollatxua".
Tampoco las "alas", las ligeras embarcaciones que dominaban los ríos, pasan ya ante el caserío Torre, navegando a favor de la corriente y llevando en su cubierta las herramientas fabricadas en las ferrerías de Mendaro, Altzola, Elgóibar, Eibar y Placencia. El mismo Larramendi, en el siglo XVIII, en su "Corografía de Guipúzcoa", indica que en su tiempo subían todavía río Deba arriba las gabarras cargadas de mineral de hierro hasta el pueblo de Altzola.
El camino de piedra que existía junto a la iglesia de San Andrés de Astigarribia fue cubierto por una pista no hace muchos años. Antes de realizar esas obras se hicieron unas catas que pusieron al descubierto una calzada de origen mucho más antiguo que la que hasta entonces se conocía. Hoy todavía se puede ver cuál era el trazado de la stratia. Avanzaba serpenteando entre muretes, pasando ante antiguos caseríos de enormes portaladas defendidas por alargadas saeteras. En la tan discutida "Calzada de la Costa", también llamada la "Ruta del Norte", o el "Camino del Norte", no hay duda que Astigarribia fue un punto clave en las comunicaciones entre Gipuzkoa y Bizkaia.
La teoría de Lacarra, Uría, y Vázquez de Parga, ofrece pie a un interesante estudio sobre este camino en el que la ventana pre-románica de Astigarribia constituye un testigo de primera importancia, toda vez que ha desaparecido para siempre el Cristo de estilo románico-tardío que existía en la parroquia de San Andrés y que, de no haber sido robado, hubiera podido constituir el segundo testigo de excepción de esa ruta milenaria hacia Santiago de Compostela. De cualquier forma, las peculiaridades de las casas-torre Etxezabal y Jauregi, la amplitud de la calzada, y las estelas que se encuentran en las estribaciones de Arno, son rastros de suficiente categoría como para confirmar la importancia estratégica de este lugar desde los tiempos más oscuros de la Edad Media.
Según todos los especialistas, este ventanal puede datarse cuando menos en el siglo XI, caso de que no sea incluso algo anterior. Sea como fuere, sabemos que San Andrés de Astigarribia era ya citada en el siglo XI.
La iglesia de Astigarribia es un templo dentro de otro templo, eso no ofrece la menor duda. Un amplio claustro envuelve al templo casi en su totalidad. En realidad lo que llamamos "claustro", sus muros, igual que la fachada oeste del templo, pudieron ser en su origen paredes de una fortaleza, ya que conservan unas gigantescas saeteras. Las obras de restauración realizadas pocos años atrás dejaron a la vista las antiguas "sepulturas" de la parroquia, localizándose en un lado un gran sepulcro labrado en piedra y de forma antropomórfica. Al picar las paredes, en el ábside, se dibujó perfectamente toda la estructura del ventanal de traza mozárabe, poniéndose al descubierto al mismo tiempo una nueva ventana en la parte superior, pero en esta ocasión sin la originalidad de la línea de herradura.Astigarribia es una de las maravillas arquitectónicas del País Vasco por su singular rareza. En su valle, en su recogimiento, ella continúa marcando aquella ruta hacia Compostela que venía desde el vado de Behobia, y por San Sebastián-Donostia, Orio, Zarautz, Getaria e Itziar, alcanzaba Astigarribia, para por el macizo de Arno internarse en tierras vizcaínas en dirección a Markina y Zenarruza.