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miércoles 25 diciembre 2024

Bertan > Corsarios y piratas > Versión en español: Los comienzos

LOS COMIENZOS

Los vascos y el mar

No cabe duda de que los vascos se han contado entre los pueblos que han dado individuos que, por su afán de aventura o por su carácter emprendedor, no han dudado en lanzarse más allá de los horizontes que los costreñían. A pesar de su apego al país, los vascos abandonaron su tierra empujados por la necesidad así como por el gusto por las aventuras, contando a su favor con la vecindad del mar.

Con el paso del tiempo, y aunando esas motivaciones, se dieron en esta parte del Cantábrico buenos ejemplos de corsarios y piratas que comenzaron surcando las aguas que, desde antiguo, sus antepasados habían ido, poco a poco, conociendo y, en la medida de lo posible, dominando. Pues no debemos olvidar, que el corso y la piratería son tan viejos como el comercio, y están íntimamente relacionados con el tráfico marítimo.
Marinero vasco.
8. Marinero vasco. © Joseba Urretabizkaia
Las aguas del Cantábrico.
9. Las aguas del Cantábrico fueron desde antiguo dominadas por los marinos guipuzcoanos. © Joseba Urretabizkaia
Las tradiciones sobre los viajes de marinos vascos y sus relaciones con las tierras del norte están muy extendidas. Mairin Mitchell nos habla de la leyenda en la que el primer rey de Kerry, en Irlanda, fue Eber, que había llegado desde el norte de la Península Ibérica. A fines de la Edad Media se daba como cosa cierta que Juan Zuria, el primer señor de Vizcaya, era nieto de cierto rey de Escocia, hijo de una mujer desterrada de allí por su padre.

Como comenta Julio Caro Baroja, esto no podría ser tomado como verdadero en una sociedad sin una gran tradición marinera. Y tampoco sin una gran tradición marinera, hubieran llegado los marinos vascos en su trayectoria hacia el norte hasta Glasgow y las islas Orcadas.

Pero de la misma manera en que los vascos se abrían camino, fue poco a poco necesario defender la tierra y el mar. La época de los siglos IX y X fue muy atormentada y es entonces cuando aparecen los vikingos, primeros saqueadores que llegaron hasta las costas vascofrancesas, y los normandos.
Grabado de escena de pesca.
10. Grabado de escena de pesca en una casa de Orio. © Joseba Urretabizkaia
Proa del barco de Oseberg.
11. Proa del barco de Oseberg. Oslo. Los vikingos aparecieron entre las brumas, procedentes de Escandinavia y saquearon ciudades como Worms, París, Aquisgrán, Maguncia, Lisboa... Basaban su estrategia en la sorpresa. Cuando las velas de sus Drakkar aparecían en el horizonte, el temor cundía entre los habitantes de la costa.
© Joseba Urretabizkaia
La costa vasca desde Castro Urdiales hasta Baiona, tiene bastantes refugios y en los de Baiona precisamente y en su puerto concretamente se asentaron los primeros piratas que aparecieron en nuestras costas. Baiona, en ese momento y hasta la segunda mitad del siglo XI, era un foco importante que atrajo a estos piratas, pues era puerto marítimo con cantidad de mercaderes y pescadores, sede episcopal y punto de relación entre Aquitania, Gipuzkoa y Navarra. Precisamente el evangelizador y fundador de la sede episcopal, San León, fue decapitado por los piratas normandos en el siglo IX.

El reto de los normandos y estas apariciones de los piratas hicieron que los reyes comprendieran la importancia de defender sus propias costas, por lo que, a comienzos del siglo IX, aquellos refugios o puertos fueron recibiendo su consideración oficial en forma de fueros, con los que se fundaron las villas, además de por una motivación defensiva, como punto de salida de mercancías en una época de auge comercial castellano.
Impronta del sello de Fuenterrabía.
12. Impronta del sello de Fuenterrabía.
© Joseba Urretabizkaia
El lugar donde en el año 892 y tras ser decapitado por los piratas normandos, el cuerpo de San León cayó.
13. En Baiona la tradición marca el lugar donde en el año 892 y tras ser decapitado por los piratas normandos, el cuerpo de San León cayó después de haber recorrido unos cientos de metros con su cabeza en las manos. En dicho lugar brotó una fuente.
© Joseba Urretabizkaia

Las villas

El fuero más antiguo del país fue el de Bermeo, fundado en 1082. En cuanto a Gipuzkoa, en este primer momento, las fundaciones se dieron de esta manera: San Sebastián, antes de 1180; Fuenterrabía en 1204; Guetaria y Motrico, en 1209; y Zarauz en 1237. Más tarde, se irían fundando las siguientes: Villanueva de Oiarso, en 1320; Monreal de Deva, en 1346; Villagrana de Zumaya, en 1347; Belmonte de Usurbil, en 1371; y San Nicolás de Orio, en 1379.

El impulso económico que estas fundaciones produjeron se deja ver ya desde el siglo XII, en que Gipuzkoa y Bizkaia, comenzaron a cobrar una destacada significación económica, con su gran contingente de marinos y pescadores.

Centrándose en Donostia, su fuero fue el primero de la península que tuvo ordenaciones marítimas, pues supuso la creación de un verdadero código marítimo. Luego fue aplicado a todos los municipios guipuzcoanos. Gracias al fuero, el puerto de Donostia, se convirtió en salida natural para los productos de Castilla, que con el tiempo se convirtió en una gran potencia exportadora, especialmente de lana. El carácter marcadamente comercial que San Sebastián fue tomando, además de la consiguiente prosperidad, trajo hacia nuestras costas a piratas y corsarios, de siempre amigos de los bienes ajenos.
Sello y en el escudo de San Sebastián.
14. En el sello y en el escudo de San Sebastián no aparece un barco pesquero como en los de Getaria o Fuenterrabía, sino una nave comercial, debido al carácter mercantil que la villa adoptó desde sus inicios. © Joseba Urretabizkaia
Costa entre  Zarautz y Getaria.
15. Costa entre Zarautz y Getaria.
© Joseba Urretabizkaia

Lejos de nuestras costas

Los marinos vascos fueron dejándose ver por todos los mares conocidos, y algunos de ellos, no sólo como comerciantes. En 1282, un cuerpo de voluntarios vascos tomó parte activa en la conquista del País de Gales, junto con el ejército anglonormando. Y como recoge un cronista genovés en 1304,..."pasaron el estrecho (de Gibraltar) gentes del golfo de Gascuña, con navíos llamados cocas y entraron en corso para nuestras naves haciendo no poco daño".

En la Baja Edad Media los vascos actúan como transportistas de los mercaderes italianos y ponen en comunicación el Mediterráneo con otras zonas del Norte de Europa. Cuando los catalanes necesitaban naves de bordo alto, solían buscarlas en los puertos del norte, como en el País Vasco. Eso quiere decir que el pueblo vasco las armaba, las tripulaba y, al uso de la época, las cedía en alquiler a los reyes y a los extraños.

Y pasando del Mediterráneo al Atlántico, también fueron vistos marinos vascos en 1393, reconociendo las Islas Canarias, o más tarde navegando en las expediciones al golfo de Guinea.

Sobre la presencia marinera vasca en estas zonas, recordemos que, como dice Carlos Clavería, existía en Cádiz, desde tiempo inmemorial, un colegio de pilotos vascos.

Con el paso del tiempo la participación vasca en las guerras que en los siglos XIV y XV enfrentaron a ingleses y franceses se dejó notar. Durante la guerra de los Cien Años (1337-1453), los vascos se enrolaban en naves francesas, en virtud de varios tratados firmados con éstos.

La flota comercial del País Vasco se convirtió en una verdadera potencia. En aquel siglo XIV la unión de nuestra marina se formó hasta que constituyeron su propio Consulado en Brujas, en el barrio de los "esterlines". Pero otro escenario y otras actividades reclaman nuestra atención.
Reproducción de la coca representada en el crucero de la catedral de Baiona.
16. Reproducción de la coca representada en el crucero de la catedral de Baiona.
© Joseba Urretabizkaia
Nuestras aguas guardan el recuerdo de las aventuras de los corsarios.
17. Nuestras aguas guardan el recuerdo de las aventuras de los corsarios. © Joseba Urretabizkaia
El nombre de esta calle donostiarra recuerda alguna lonja u hospedería que éstos tendrían en ella.
18. En los siglos XIV y XV San Sebastián era el centro de contratación más importante de la costa cantábrica y la plaza más frecuentada por los comerciantes alemanes de la Hansa, conocidos como "esterlines". El nombre de esta calle donostiarra recuerda alguna lonja u hospedería que éstos tendrían en ella. © Joseba Urretabizkaia
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