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Bertan > Baserria: El caserío en Gipuzkoa > Versión en español: Defender la casa del padre

Defender la casa del padre



Proteger el caserio con la ayuda del cielo

Se dice que la casa tenia para los vascos un carácter sagrado de templo familiar, sin embargo, este concepto religioso de la vivienda, muy extendido entre los pueblos antiguos, se ha ido diluyendo velozmente hasta extinguirse durante el ultimo siglo. Afortunadamente algunos etnografos, como Jose Miguel de Barandiaran, aun llegaron a tiempo de captarlo antes de su desaparicion, en visperas de la Guerra Civil, cuando todavia formaba parte de una estructura organizada de ritos y creencias. En ella se entremezclaban los elementos magicos cristianos con abundantes referencias mas primitivas, pertenecientes a un arraigado universo mitico naturalista.

98.	Maria Manterola espera ante la puerta del caserio Aranburu Zahar (Aia), protegida por los ramos de San Juan y por una estampa moderna del Sagrado Corazon de Jesus.
98. Maria Manterola espera ante la puerta del caserio Aranburu Zahar (Aia), protegida por los ramos de San Juan y por una estampa moderna del Sagrado Corazon de Jesus. © Xabi Otero
99.	IHS. El anagrama de Cristo protege la entrada del caserio
99. IHS. El anagrama de Cristo protege la entrada del caserio © Xabi Otero

Muchas de aquellas practicas –que todavia sobreviven parcialmente como gestos tradicionales, aunque sin su antiguo contenido de fe- tenian como fin invocar al cielo o a otras fuerzas invisibles la protección de la casa y de la familia que moraba en su interior.

La flor del cardo evoca la figura del sol y atrae su proteccion contra los malos espiritus.
La flor del cardo evoca la figura del sol y atrae su proteccion contra los malos espiritus. © Xabi Otero
Las crucecitas de madera talladas y bendecidas el dia de la Santa Cruz se clavan en las puertas de la casa para impedir el paso de cualquier influencia maligna. Era necesario renovarlas cada año.
Las crucecitas de madera talladas y bendecidas el dia de la Santa Cruz se clavan en las puertas de la casa para impedir el paso de cualquier influencia maligna. Era necesario renovarlas cada año. © Xabi Otero

 

Las grandes cruces pintadas en los muros de la solitaria Venta de Iturrioz (Aia) garantizan la paz y la proteccion divina a todos los moradores y visitantes de la casa.
Las grandes cruces pintadas en los muros de la solitaria Venta de Iturrioz (Aia) garantizan la paz y la proteccion divina a todos los moradores y visitantes de la casa. © Xabi Otero

¿Quién podia amenazar la vida del caserio? Eran muchos los peligros reales o imaginarios que causaban temor a los labradores guipuzcoanos. El mas terrible de todos el fuego del rayo, que todos los años provocaba varios incendios en la Provincia; pero tambien la envidia o mala voluntad de los vecinos, que podia acarrear algún maleficio que hiciese enfermar a la familia o a sus ganados. La presencia de extranjeros, de brujas, lamiak y otros seres fantasticos tambien debia ser conjurada mediante los ritos oportunos para evitar que alterasen la tranquilidad del hogar.

La seguridad se lograba colocando en la casa signos y objetos que actuaban como talismanes protectores. Muchos eran de tipo cristiano, como los anagramas “IHS” que se hicieron frecuentes en los arcos de los caseríos de principios del siglo XVI, y, como la cruz, que aparece con distintas variantes en todas las epocas: cruces de piedra sobre la cumbrera del tejado, crucecitas bendecidas de madera que se clavan en las puertas, cruces pintadas con cal en torno a las ventanas y cruces, en fin, talladas en vigas y dinteles.

Algunas plantas y arbustos tambien tenian virtudes protectoras. Sobre todo el laurel, cuyas ramas acompañaban al caserio desde el mismo instante en que se terminaba de construir la cubierta. Por su parte, la flor del cardo se consideraba particularmente eficaz para ahuyentar a los malos espiritus y se creia que el espino albar tenia el poder de alejar el rayo.

Unidos contra el fuego

Los ritos magicos no eran suficientes para evitar que un rayo o un simple accidente domestico causasen con reiterada frecuencia el incendio y la destruccion completa de los caseríos. Para paliar estos desastres se crearon desde antiguo asociaciones voluntarias de seguros mutuos en las que cada uno de los socios miembros se comprometia a aportar cierta cantidad de dinero para sufragar la reconstruccion del edificio siniestrado. Una de las mas tempranas fue la que fundaron un grupo de vecinos que tenian propiedades en Azpeitia en 1541 por medio de la “Escritura de Concordia en razon de los incendios de casas y sus reparos” y otra, que tuvo larga vida y en la que incluso llegaron a integrarse algunos labradores vizcainos, fue la “Hermandad de Casas Germadas” creada en Bergara en 1657, que contaba con mas de trescientos caseríos asociados a mediados del siglo XVIII.

103.	Bovedas interiores del caserio Larrañaga (Azpeitia), construido en 1712 a prueba de incendios.
103. Bovedas interiores del caserio Larrañaga (Azpeitia), construido en 1712 a prueba de incendios. © Xabi Otero
104. La iluminacion de los caserios mediante rollos de vela y candiles de aceite provocaba frecuentes accidentes de consecuencias desastrosas.
104. La iluminacion de los caserios mediante rollos de vela y candiles de aceite provocaba frecuentes accidentes de consecuencias desastrosas. © Xabi Otero

Las cantidades que se recaudaban por este sistema eran importantes y permitian afrontar con cierto desahogo la reedificacion de la granja arruinada. Para evitar fraudes se exigía a quien recibiese la indemnizacion que en breve plazo de tiempo construyese un caserio completo de dimensiones y calidad regulares, y que no se conformase con hacer algunas reparaciones o alzar una simple borda.

Los propietarios de caseríos en alquiler solian incluir la derrama del seguro contra incendios en los pagos de la renta, de manera que sin ningún esfuerzo economico por su parte estaban cubiertos frente a cualquier eventualidad.

Caseríos a prueba de incendios

105. La Hermandad de Casas Germadas, fundada en 1657, era una de las asociaciones de seguros mutuos que ayudaban a reconstruir los caserios incendiados de Guipuzcoa. En este libro se inscribian los nombres de los socios.
105. La Hermandad de Casas Germadas, fundada en 1657, era una de las asociaciones de seguros mutuos que ayudaban a reconstruir los caserios incendiados de Guipuzcoa. En este libro se inscribian los nombres de los socios. © Xabi Otero
106. Caserio Larrañaga (Azpeitia). Movido por su obsesion de luchar contra el fuego, Martin de Abaria encargo al maestro Lazaro de Laincera el proyecto de un caserio unico en su genero: un edificio de dos plantas, con tres naves definidas por arcos y pilares de piedra, y cubiertas con diferentes tipos de bovedas.
106. Caserio Larrañaga (Azpeitia). Movido por su obsesion de luchar contra el fuego, Martin de Abaria encargo al maestro Lazaro de Laincera el proyecto de un caserio unico en su genero: un edificio de dos plantas, con tres naves definidas por arcos y pilares de piedra, y cubiertas con diferentes tipos de bovedas. © Xabi Otero

Mucho mas eficaces que los conjuros y plegarias en la batalla contra el fuego fueron algunas originales soluciones arquitectonicas que desde principios del siglo XVI se adoptaron para proteger los caseríos guipuzcoanos.

107.	 Puerta blindada. Muchos caserios guipuzcoanos del siglo XVI tenian las alcobas separadas del resto de la vivienda por un grueso medianil y por las noches cerraban el paso de comunicación entre ambas zonas mediante una puerta de hierro forjado.
107. Puerta blindada. Muchos caserios guipuzcoanos del siglo XVI tenian las alcobas separadas del resto de la vivienda por un grueso medianil y por las noches cerraban el paso de comunicación entre ambas zonas mediante una puerta de hierro forjado. © Xabi Otero

Una de las mas extendidas de aquel periodo fue la de crear un muro interior que aislase las alcobas del resto de la vivienda, en especial de los focos de incendio mas habituales, que eran la cocina y la cuadra. Concretamente en el establo, la iluminacion de candiles de aceite y la presencia del ganado moviendose entre grandes montones de helecho seco constituían una combinacion mortifera. En la fabricacion del muro cortafuegos que separaba los dormitorios se excluian todos los elementos combustibles e incluso la puerta que permitia cruzarlo, que por las noches se cerraba con llave, no era de madera sino de chapas de hierro roblonadas.

A partir de los años finales del siglo XVII la difusion de los elementos de piedra en la estructura de los caseríos dificulto la propagacion de incendios en su interior y en la mayor parte de los casos se hizo frecuente la construccion de un solido medianil transversal que cumplia las funciones de cortafuegos.

Todos los caseríos de Guipúzcoa fueron ganando en seguridad, pero sin duda ninguno llego tan lejos en la adopcion de medidas preventivas como la casa Larrañaga de Urrestilla. Este caserio centenario se quemo en febrero de 1711 y su dueño, el cantero Martin de Abaria, quiso asegurarse de que nunca mas volveria a arder, de modo que encargo al maestro montañes Lazaro de Laincera un proyecto desconcertante en el que tanto los soportes como los suelos y techos debian estar realizados en piedra. El resultado fue un edificio unico en su especie, con veintiun bovedas de diferentes tipos en su interior pero que reproduce fielmente las funciones y la imagen externa de un caserio corriente

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