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lunes 14 octubre 2024





Bertan > Bertan 15 Orígenes del arte guipuzcoano > Versión en español: La cueva de Altxerri

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La cueva de Altxerri

El descubrimiento

56. Gran sala de entrada en la cueva de Altxerri.© Jesús Altuna
56. Gran sala de entrada en la cueva de Altxerri.© Jesús Altuna

El descubrimiento de la cueva de Altxerri y su santuario rupestre tuvo lugar en dos fases muy distintas. En la zona donde está enclavada la cueva no se conocía caverna alguna, hasta que en 1956 se construyó la carretera que pasa por delante del caserío Altxerri. Para ello se instaló una cantera provisional, con el fin de extraer material de las calizas, que se encuentran detrás del caserío citado. Una de las explosiones de dinamita abrió un boquete de un metro de ancho por 80 cm.de alto. Desde este boquete se decubrió una larga y amplia galería, que no tuvo, en un comienzo, más trascendencia que la de atraer a algunos muchachos de Orio y Zarautz, que penetraban en la cavidad con el único interés de la aventura juvenil. Afortunadamente los trabajos de la cantera concluyeron en este punto, porque habían obtenido ya el material suficiente para su propósito.

57. Caserío Altxerri (Aia) y entrada artificial de la cueva abierta por la cantera en las calizas del fondo.© Xabi Otero
57. Caserío Altxerri (Aia) y entrada artificial de la cueva abierta por la cantera en las calizas del fondo.© Xabi Otero

Seis años más tarde, enterados los miembros de la Sociedad de Ciencias Aranzadi, mencionados más arriba, del hallazgo y de la existencia de simas en la galería abierta, procedieron a su exploración. Mientras efectuaban los preparativos para la misma, observaron unos trazos negros en la pared cercana a la sima, que formaban la figura de un bisonte. A partir de aquí descubrieron otros grupos de figuras en otros lugares de la cueva.

58. Bloques caídos a la entrada de la cueva de Altxerri.© Jesús Altuna
58. Bloques caídos a la entrada de la cueva de Altxerri.© Jesús Altuna

Dieron cuenta del hallazgo a José Miguel de Barandiaran, Director a la sazón del Departamento de Prehistoria de la Sociedad de Ciencias Aranzadi. Barandiaran acudió a la cueva junto con los descubridores, certificando la autenticidad del descubrimiento.

59. Pliegue en los estratos de la cueva de Altxerri.© Jesús Altuna
59. Pliegue en los estratos de la cueva de Altxerri.© Jesús Altuna

Sin embargo la presencia de escritos diversos en algunas paredes, procedentes de los visitantes de años anteriores, obligaba a actuar con mucha prudencia a la hora de realizar el estudio del conjunto rupestre paleolítico. La primera medida fue la instalación de una puerta, que cerrara convenientemente la cueva. Sólo entonces se dio conocimiento público del hallazgo. La cueva recibió el nombre de Altxerri, del caserío próximo a ella.

J.M. de Barandiaran realizó el primer estudio de las figuras, que se publicó en la revista Munibe en 1964. Años más tarde, en 1976, el autor de estas líneas con la colaboración de J.M. Apellániz, publicó un segundo estudio de las figuras en la misma revista Munibe.

60. Plano de la cueva de Altxerri.
60. Plano de la cueva de Altxerri.

Durante los trabajos llevados a cabo por Barandiaran se descubrió también, desde el interior de la cueva, la entrada natural de la misma, situada cerca de la artificial abierta por la cantera y que se encontraba totalmente taponada por sedimentos y mantos estalagmíticos. Esta boca natural no se ha abierto. Se ha preferido mantenerla tal como ha llegado hasta nosotros.

La cueva encierra grabados y pinturas. Aquellos se conservan bien, pero éstas se encuentran muy deterioradas por el paso de los milenios. La humedad de las paredes es grande en muchos lugares y ha sido nefasta para ellas, pues ha arrastrado la pintura haciéndola en muchos casos casi irreconocible.

61. Bisonte grabado con la técnica de rayado de pelaje, que indica la pelambrera que estos animales llevan en el tren delantero del cuerpo.
61. Bisonte grabado con la técnica de "rayado de pelaje", que indica la pelambrera que estos animales llevan en el tren delantero del cuerpo.

La cueva ha estado siempre cerrada al público y esta medida se sigue en ella con mucho más rigor que en Ekain, dada la fragilidad de las paredes donde se encuentran las figuras. Es visitada solamente por prehistoriadores que acreditan su calidad de investigadores con sus publicaciones.

Descripción de la cueva

62. Bisonte actual que muestra la pelambrera en su tren delantero.© Xabi Otero
62. Bisonte actual que muestra la pelambrera en su tren delantero.© Xabi Otero
63. Signo grabado en Altxerri, que da comienzo a las representaciones de la caverna.
63. Signo grabado en Altxerri, que da comienzo a las representaciones de la caverna.
64. Cabra con la cabeza vuelta.© Jesús Altuna
64. Cabra con la cabeza vuelta.© Jesús Altuna
66. Zorro ártico en pelaje de verano.© Xabi Otero
66. Zorro ártico en pelaje de verano.© Xabi Otero

La entrada actual de la cueva se abre en un tajo casi vertical de roca. Está abierta en calizas bien estratificadas y con numerosas diaclasas. Estos estratos son relativamente delgados y rara vez sobrepasan los 40 cm. de espesor. Entre ellos se intercalan otros margosos finos, de aspecto pizarroso, por los que se infiltra el agua fácilmente.

65. Tren delantero de un reno grabado, con un zorro en su interior.© Jesús Altuna
65. Tren delantero de un reno grabado, con un zorro en su interior.© Jesús Altuna

El conjunto de estos estratos ha sido fuertemente afectado por la orogenia terciaria y pueden verse en ellos bellos ejemplos de pliegues y pequeñas diaclasas, que con frecuencia no pasan de un estrato al otro, pues son detenidos o amortiguados por los netos límites existentes entre los mismos. Todo ello ha contribuído a la caída de bloques, que cubre el suelo, especialmente en las proximidades de la entrada, haciéndola muy accidentada. En otras zonas la sedimentación de la arcilla acarreada por la constante infiltración de agua ha regularizado el suelo.

Todo esto hace que la cueva de Altxerri tenga un aspecto distinto de la mayoría de las restantes cuevas del País Vasco, abiertas frecuentemente en calizas compactas.

67. Zorro grabado en el interior del reno.© Jesús Altuna
67. Zorro grabado en el interior del reno.© Jesús Altuna

Las figuras han sido realizadas, bien en los frentes o cortes de los estratos mencionados, bien en los planos de estratificación. En el primer caso, la relativa delgadez de los estratos obliga a que las figuras no sean grandes, para que puedan entrar en esos frentes.

La cueva es muy amplia en su primer tramo, pero se estrecha después, dando una larga galería, de suelo muy accidentado por los bloques caídos.

68. Reno actual. Obsérvese el mechón de pelos del cuello-pecho y compárese con el de la figura grabada por el artista de Altxerri.© Xabi Otero
68. Reno actual. Obsérvese el mechón de pelos del cuello-pecho y compárese con el de la figura grabada por el artista de Altxerri.© Xabi Otero

Las primeras figuras, se encuentran a 100 metros de la entrada, en un divertículo estrecho y alargado de unos 8 metros. Son figuras grabadas en su inmensa mayoría.

La cueva se prolonga en otra galería, que tuerce hacia la derecha donde abundan las pinturas junto a los grabados.

Un poco más adelante la galería se desdobla en dos. Por un lado baja a una sima de unos 10 metros de profundidad, que da acceso a otras galerías inferiores. En la primera parte de la rampa de descenso hay otra serie de figuras. Luego viene el salto vertical a la sima.

Este salto parecía ser el límite de las correrías del hombre prehistórico por esta zona de la caverna, hasta que en la base misma de la sima descubrimos dos figuras más. Este hallazgo, de fecha posterior al de las publicaciones mencionadas más arriba, hizo abrigar la esperanza de hallar nuevos conjuntos en las magníficas galerías inferiores, dado que se veía que el hombre había podido descender hasta el fondo de la sima. Pero esta esperanza no se cumplió, pues estas dos figuras son las únicas de tales galerías.

Sobre el descenso a la sima hay un techo, relativamente estrecho, a modo de puente, al que es necesario llegar para contemplar las figuras más alejadas de la entrada. Se llega a ellas muy dificultosamente, trepando por un muro.

Las representaciones de Altxerri

71. Pareja de animales cornúpetas, probablemente saigas.© Jesús Altuna
71. Pareja de animales cornúpetas, probablemente saigas.© Jesús Altuna
70. Roca de aspecto de pez, que contiene  los dos peces planos.© Jesús Altuna
70. Roca de aspecto de pez, que contiene los dos peces planos.© Jesús Altuna
72. Pez plano, probablemente platija.
72. Pez plano, probablemente platija.
69. Antílope saiga, que vive actualmente en Kazastan, pero que llegó al Golfo de Bizkaia durante el Magdaleniense.
69. Antílope saiga, que vive actualmente en Kazastan, pero que llegó al Golfo de Bizkaia durante el Magdaleniense.

Altxerri es una cueva de bisontes. Es éste el animal más veces representado en la caverna. Sin embargo existe además una variadísima gama de especies, no solo de ungulados, que eran los animales preferidos por los artistas magdalenienses, sino de carnívoros, aves, peces y hasta un serpentiforme.

El primer grupo de figuras se encuentra, tal como hemos dicho, en un pequeño divertículo y encierra más de medio centenar de ellas. Nos fijaremos en las más conspicuas.

El conjunto comienza con un signo consistente en una incisión profunda y alargada, de 10 cm de longitud. Por su derecha e izquierda convergen una serie de incisiones oblicuas a la primera, más cortas y menos profundas. Este signo introduce al conjunto de representaciones del divertículo y del resto de la cueva.

73. Cabra montés grabada. La forma de sus cuernos indica que se trata de la especie pirenaica, separada ya de la alpina para esta época.© Jesús Altuna
73. Cabra montés grabada. La forma de sus cuernos indica que se trata de la especie pirenaica, separada ya de la alpina para esta época.© Jesús Altuna

Pocos metros más adelante, hay un panel de grabados en parte superpuestos. Sobresale un bisonte, en el que se ha grabado profundamente el cuarto trasero con la cola desflecada, dos patas por par y la línea ventral. Es decir, las partes donde el animal lleva pelo más corto. La pata anterior lleva un grabado menos profundo. En el resto del animal se ha hecho un rayado abundante, estructurado, mucho más fino, que parece representar, en forma expresionista, la masa de pelo que los bisontes llevan en su parte anterior, en especial en librea de invierno. Es como si se dijera: un bisonte es un cuarto trasero preciso y después ...todo pelo. Por eso podemos denominar a ese rayado, “rayado de pelaje”.

74. Cabra montés  de la especie  pirenaica.© Xabi Otero
74. Cabra montés de la especie pirenaica.© Xabi Otero


En la parte anterior del rayado han grabado, también finamente, el ojo. De la misma zona emerge un largo cuerno, que sobrepasa al rayado.

A 25 cm. por encima de la grupa del bisonte anterior hay otro bisonte menor, dirigido hacia la izquierda.

Bajo la parte anterior del primer bisonte descrito hay una cabra montés dirigida hacia la izquierda, con la cabeza vuelta hacia atrás. El grabado de la grupa, cola corta, patas posteriores y línea ventral es profundo. El resto es muy fino. En el vientre lleva un modelado en grabado profundo, que puede representar la zona oscura que estos animales llevan en ese lugar.

75. Cabra montés de la especie alpina.© Xabi Otero
75. Cabra montés de la especie alpina.© Xabi Otero

A la derecha del conjunto descrito hay un tren delantero de un magnífico reno hecho con grabado profundo. Podría interpretarse como un animal que, estando sentado, comienza a incorporarse.

La cabeza ha sido muy cuidada. Entre el ojo y la región nasal lleva un grabado de trazos finos, tal como es frecuente verlo en las representaciones de este animal en el arte mobiliar. La parte anterior de la cuerna palmeada, la oreja corta, el hocico redondeado y el mechón de pelos situado entre cuello y pecho hacen inconfundible al animal.

Las patas están tratadas con mucho cuidado. Se han indicado las muñecas (mal llamadas rodillas) y los extremos, con pezuña y cernejas.

Dentro de la región del cuello del reno aparece el grabado de un zorro. El animal está casi completo y está realizado con un grabado profundo hecho a punta seca. Las orejas son relativamente cortas, lo que sugiere, unido al reno, que puede representar la especie ártica y no la que vive hoy entre nosotros.

76. Bisonte grabado, para cuyo perfil fronto-nasal de la cabeza se ha aprovechado un reborde rocoso del muro.© Jesús Altuna
76. Bisonte grabado, para cuyo perfil fronto-nasal de la cabeza se ha aprovechado un reborde rocoso del muro.© Jesús Altuna

La incisión de la línea del cuello del reno corta a la incisión de la pata del zorro, lo que supone que el zorro fue grabado antes que el reno.

A la derecha de este panel, en una roca que tiene ella misma forma pisciforme, se han representado dos peces planos. El superior, que está orientado verticalmente con la cabeza hacia abajo, está completo y ha sido realizado con un grabado profundo, que se hace más suave en las aletas longitudinales que rodean por dorso y vientre al animal. En el otro extremo aparece claramente la aleta caudal. Entre ambas corre la línea lateral. Se trata de un pez plano, como las platijas, gallos o lenguados. El ejemplar de Altxerri se parece más al grupo de las platijas. A favor de esta especie estaría también el hecho de que la platija es la especie más litoral, hallándose no sólo en la zona salobre de los ríos, sino incluso en zonas más profundas. Hoy mismo existen platijas en el río que corre bajo la cueva.

77. Pez grabado, probablemente dorada.© Jesús Altuna
77. Pez grabado, probablemente dorada.© Jesús Altuna

Enfrentado con el anterior hay otro contorno inacabado de pez plano. La clasificación zoológica puede ser la misma.

Penetrando aún más en el nicho y en posición más elevada se encuentran dos figuras hechas con un grabado profundo. La primera representa la cabeza, cuello y comienzo del tronco de un animal. Lleva dibujado el ojo y una serie de trazos oblicuos modelan la parte ventral del cuello.

El animal a que más se parece esta figura es a un macho de saiga (las hembras no tienen cuernos) en su actitud típica de salto vertical. La forma de los cuernos cortos, no ramificados y subverticales, excluye a los cérvidos, bisontes, uros, cabras monteses y sarrios. Entre los cornúpetas würmienses no queda más que el antílope saiga. Por otro lado coincide en el perfil convexo del hocico.

78. Bisonte grabado en posición vertical. Lleva un venablo que le alcanza bajo la giba. Del punto de penetración sale un trazo de pintura negra, que parece indicar que el animal iba manando sangre.© Jesús Altuna
78. Bisonte grabado en posición vertical. Lleva un venablo que le alcanza bajo la giba. Del punto de penetración sale un trazo de pintura negra, que parece indicar que el animal iba manando sangre.© Jesús Altuna
79. Bisonte actual en un bosque de abedules.© Xabi Otero
79. Bisonte actual en un bosque de abedules.© Xabi Otero
80. Antropomorfo sin cabeza.© Jesús Altuna
80. Antropomorfo sin cabeza.© Jesús Altuna
81. Ave para cuya realización se ha utilizado un reborde rocoso natural que fo5rma la cabeza, cuello y dorso del animal. El grabador de Altxerri se ha limitado a hacerle el ojo, la línea ventral y la cola.© Jesús Altuna
81. Ave para cuya realización se ha utilizado un reborde rocoso natural que fo5rma la cabeza, cuello y dorso del animal. El grabador de Altxerri se ha limitado a hacerle el ojo, la línea ventral y la cola.© Jesús Altuna

A su derecha aparece una silueta grabada, más simplificada, de una segunda saiga. Muestra solamente el perfil fronto-nasal y el cuerno. Esta figura por sí sola sería de difícil determinación. Pero ligada a la anterior, apoya a aquélla en la atribución que hemos hecho y recibe a la vez apoyo de ella. El perfil fronto-nasal se acerca más al de la saiga. El cuerno arranca también aquí como en este animal.

82. Bisonte pintado, cubierto en su mitad por un manto estalagmítico.© Jesús Altuna
82. Bisonte pintado, cubierto en su mitad por un manto estalagmítico.© Jesús Altuna

El intenso rayado situado bajo las saigas representa un bisonte en posición vertical con la cabeza hacia abajo y el dorso hacia la izquierda.

Junto a estas figuras, pero más metida en el nicho, hay otro bisonte. Está grabado y dirigido hacia la izquierda, completo y con muchos detalles. Para el perfil fronto-nasal se ha aprovechado el borde de la roca. Se ha completado la cabeza con el extremo del hocico y el orificio nasal, el ojo y el cuerno.

En el muro derecho del nicho o divertículo en el que nos encontramos existen, entre otras, las siguientes figuras:

83. Bisonte pintado sobre un campo rayado, que domina una de las  galerías de la cueva.© Jesús Altuna
83. Bisonte pintado sobre un campo rayado, que domina una de las galerías de la cueva.© Jesús Altuna

Una cabra montés macho dirigida hacia la derecha. Sus cuernos, mucho más grandes en los machos que en las hembras, muestran que se trata claramente de la especie pirenaica y no de la alpina, lo que indica que estas dos especies estaban perfectamente diferenciadas en esta época. En efecto, los cuernos de la forma alpina describen un solo arco simple, cuya curvatura se dispone en un único plano. En cambio en la especie pirenaica primero se elevan verticalmente y luego divergen el uno del otro, para dirigirse hacia arriba. Las patas delanteras, reducidas a simples apéndices, están recogidas como en una actitud de saltar.

A 20 cm a la derecha de la cabra se encuentra grabado verticalmente un pez, que mira hacia arriba. Parece tratarse de un pez, tipo dorada. La cabeza con el ojo grande, la aleta dorsal alargada y la raíz de la cola estrecha y larga le cuadran bien. Esta especie suele penetrar en los estuarios de los ríos.

84. Bisonte para cuya realización se han utilizado rebordes y grietas de la roca. El pintor de Altxerri se ha limitado a pintar en negro la línea del vientre, el comienzo de la pata anterior y del cuello.© Jesús Altuna
84. Bisonte para cuya realización se han utilizado rebordes y grietas de la roca. El pintor de Altxerri se ha limitado a pintar en negro la línea del vientre, el comienzo de la pata anterior y del cuello.© Jesús Altuna

Más abajo, en la misma zona, se ha grabado un antropomorfo acéfalo. Aparece grabado el tronco y la extremidad inferior. De una zona intermedia entre pecho y abdomen sale un miembro alargado. Está situado demasiado bajo para ser un brazo y demasiado alto para ser un pene hipertrofiado, aunque el aspecto de glande, que tiene su extremo, lo recuerda. En la parte baja de la espalda lleva incrustado un disco, formado por dos círculos concéntricos, con una serie de líneas que salen del círculo externo. Pueden recordar un esfínter con pilosidad.

Cerca de la dorada, pero en otro plano de roca, hay una figura grabada de bisonte, dirigida hacia abajo, mostrando su flanco izquierdo. El animal está casi completo y dibujado en perpectiva lateral y en actitud de marcha, a juzgar por la posición de sus patas delanteras. La cola está alzada y arqueada hacia adelante. El sexo está de nuevo bien marcado.

85. Friso de bisontes pintados sobre campos rayados y caballo situado en una hornacina que  domina el friso.© Jesús Altuna
85. Friso de bisontes pintados sobre campos rayados y caballo situado en una hornacina que domina el friso.© Jesús Altuna

Sobre el animal caen dos líneas rectas, una sobre la parte posterior de la giba y la otra sobre la grupa, tocando a ésta en el otro extremo, al final de cola. En el punto en que la anterior incide en el cuerpo, hay un trazo de pintura, como si quisiera señalar la sangre que fluye de la herida a causa de la penetración del arma.

Cerca de las figuras anteriores, sobre la grupa de un bisonte no descrito en esta obra hay un ave, cuyo dorso, cabeza y cuello están formados por un borde natural de la roca. La forma de este borde sugirió al artista paleolítico la imagen de un ave. Este la completó grabando el ojo, pecho y vientre, la parte posterior del dorso y la cola. Esta lleva varias incisiones paralelas que representan las plumas de que está formada. El “encontrismo” o “trouvisme” de la representación es patente. No cabe una determinación específica ulterior. El grabado es profundo en el ojo y pecho y de profundidad media en el resto. Este encontrismo lo veremos bien representado en Ekain.

87. Bisonte pintado, para cuya realización se han aprovechado los volúmenes de la roca.© Jesús Altuna
87. Bisonte pintado, para cuya realización se han aprovechado los volúmenes de la roca.© Jesús Altuna

Saliendo del divertículo en el que se encuentran las figuras que hemos descrito, la galería principal, que nos ha traído hasta él, tuerce hacia la derecha y 12 metros más adelante, en una zona de paso, contiene nuevos grupos de figuras.

En ellos a la inversa de lo que hemos visto en el divertículo, la pintura domina sobre el grabado. El problema es que algunas de las figuras se encuentran en un lugar muy húmedo y la pintura ha sido borrada en su mayor parte. A duras penas se distinguen manchas de pintura, que permitan identificar los animales representados. La fotografía de los mismos es prácticamente imposible.

Destaca entre ellas un bisonte. Se conserva la cabeza y el primer tramo de la giba, así como el extremo posterior del tronco con la cola. Por encima de él ha corrido ampliamente una estalagmita que lo recubre en toda su zona central.

En la pared derecha de la misma galería, en posición elevada, dominando la galería, se encuentra un bisonte, pintado y grabado, que ocupa el frente de uno de los estratos. La pintura del tren delantero no se advierte tan bien como la del resto del animal. La pintura ha reproducido con gracia la línea dorsal, la ventral, los cuartos traseros con la cola y las patas posteriores, una adelantada respecto a la otra. Se ha señalado también el sexo. La técnica de representación empleada, en la que el grabado acompaña a veces a la pintura, otras la completa y otras por fin la supera, es distinta a lo que hemos visto hasta ahora.

88. Uno de los bisontes del friso pintados en la bajada a la sima.© Jesús Altuna
88. Uno de los bisontes del friso pintados en la bajada a la sima.© Jesús Altuna

Para acceder a los grupos de figuras más alejados de la entrada, es menester trepar por un manto estalagmítico, pasar por debajo de un pequeño arco formado por otra parte de la misma concreción y colocarse en un estrecho puente situado entre dos simas. Uno de los grupos se encuentra en el muro N y el otro en el muro S. Mientras éste está constituido por planos de estratificación, el otro está formado por los estrechos frentes de los estratos. Es en un frente de éstos donde está representada la mayor parte de las figuras: siete bisontes, un caballo, un sarrio, una cabra y un probable uro, además de algunos campos rayados y algún signo. He aquí algunas de ellas.

En el mismo estrecho arco de paso hacia las figuras, en uno de los frentes de estrato, hay un bisonte para cuya realización se ha utilizado la pintura y el grabado, además de los bordes y grietas de la roca. En realidad el animal ha sido concebido a partir de accidentes de la roca, que han sido completados. El borde superior del estrato sirve de dorso. Una diaclasa del estrato sirve de nalga y arranque de la pata posterior. Otras grietas completan la pata por delante y marcan la línea del muslo en el vientre. Otra diaclasa marca la zona escapular y el arranque de la pata anterior. Entre la pata anterior y posterior se ha pintado la línea del vientre.

Vamos viendo que el artista paleolítico veía animales en muchos de los accidentes de la cueva o, si se quiere, le brotaban los animales de las rocas en las profundidades de las cavernas.

Otro frente de estrato forma un friso de figuras, separadas por diaclasas. Las más conspicuas son un probable sarrio y tres bisontes.

El sarrio se encuentra en un campo rayado que sobrepasa a la figura. La pintura recorre casi toda la silueta del animal y modela el interior de la cabeza y del tronco.

89. Reno grabado. Desde encima de su cuello asciende un serpentiforme.© Jesús Altuna
89. Reno grabado. Desde encima de su cuello asciende un serpentiforme.© Jesús Altuna

Situado en el mismo friso y en el mismo campo rayado que la anterior, separado por una diaclasa, hay una figura pintada de bisonte, a la que el rayado le acompaña en buena parte. El animal está dirigido hacia la izquierda y enfrentado con otro bisonte. Sus tamaños son tan grandes cuanto lo permite el grosor del estrato en que se encuentra.

Detrás del bisonte anterior y siguiéndole hay otro bisonte pintado y grabado, de tamaño parecido. Dibuja parcialmente la cabeza, el dorso, el cuarto trasero, la melena ventral y la pata anterior.

En una ornacina de concreción calcárea blanca, en cuyo borde cuelgan algunas estalactitas, sobre el friso que contiene los bisontes y el sarrio, hay un caballo pintado. La pintura se ha perdido en parte del dorso del animal, pero persiste, mejor o peor, en el resto. No lleva grabado alguno. La coloración blanca de la concreción pudo hacer innecesario el “blanqueamiento” de la roca, producido en otras zonas por el rayado.

Frente a este grupo se encuentra otro situado sobre la superficie de planos de estratificación, en lugar de sobre frentes de estratos. Contiene cuatro renos, cuatro bisontes, un serpentiforme y algún que otro signo.

Todo el lienzo de muro guarda mucha humedad y la pintura se ha desvanecido casi por completo. Se conserva mejor el grabado.

Sobresale un reno, casi completo. Los detalles dibujados hacen inconfundible su determinación: el porte general, el hocico, la cuerna, el hirsutismo del pecho, la línea de modelado del tronco etc.

Sobre el cuello de este reno hay un serpentiforme, que asciende en forma ondulada. Su tronco está hecho mediante dos líneas paralelas, a las que se superpone, en su extremo superior, un ángulo que podría cerrar la cabeza.

Más abajo y a la derecha, en otro plano de estratificación, justamente en el borde donde se inicia la caída a una de las simas del lugar, hay una preciosa figura pintada de bisonte, que ha aprovechado muy bien los volúmenes de la roca en la que se encuentra.

Por fin, en el mismo descenso a la sima se encuentra el último grupo de figuras. Para la realización de éstas, se aprovecha un amplio plano de estratificación prácticamente plano. En él destacan principalmente un ciervo y un bisonte.

Del ciervo se ha pintado su parte anterior y el bisonte está completo.

Dos bisontes más, en el fondo de la sima, cierran el conjunto de figuras de esta cueva.

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